Finca Legardeta
Legardeta es una finca situada en Villatuerta, a 40 km al suroeste de Pamplona. Son más de 245 ha, de las que actualmente 103 son de viñedo, perfectamente integrado en el ecosistema de monte bajo y arbolado autóctono.
El clima
Atlántico-Continental
En un contexto de producción vitícola español, marcado mayoritariamente por el clima mediterráneo, Legardeta se desmarca. La finca está ubicada en una zona de clara influencia atlántico-continental donde las temperaturas medias anuales son de 12,8ºC; con pocos días de gran calor en la época estival, un importante diferencial térmico noche-día al final del verano, que es clave para el color en variedades tintas y preservar mejores niveles de acidez en el vino.
La pluviometría media está en torno a los 600 mm/año.
Esta situación privilegiada favorece la maduración lenta y completa de las uvas, clave para la calidad y la obtención de un perfil fresco y elegante.
Los suelos
Orografía muy ondulada
La Finca Legardeta se localiza en un área de geología compleja, zona de transición entre los Pirineos y la Cuenca del río Ebro, a una altitud media de 450 m.
En todas las parcelas hay factores comunes que se repiten, como es la presencia de una roca madre arenisca de carácter calcáreo en capas prismáticas y los suelos francos con proporciones variables de arcilla y caliza según la altura en que nos encontremos. En general podemos hablar de suelos muy adecuados para el cultivo de la vid, suelos pobres con un adecuado equilibrio entre retención de nutrientes y la disponibilidad de agua para la planta, que favorecen la obtención de vinos con aromas finos y elegantes, voluminosos, aunque no angulosos.
Estas características y la orografía muy ondulada, con pendientes superiores al 20%, se combinan para formar un conjunto de viñedos que comparten lo fundamental, pero que poseen un carácter muy diverso que nos permite jugar con distintas orientaciones y suelos para cada variedad.
Viticultura
La influencia humana en el terroir
La propiedad se encuentra situada en un entorno completamente natural por ello desde la plantación de la viña, ya se tomaron las primeras decisiones orientadas a minimizar el impacto sobre el entorno: respetando las zonas de monte, trabajando la tierra en vertical sin volteos que destruyan los diferentes horizontes del suelo y plantando viñedos contra la pendiente para reducir la erosión. Con este mismo objetivo se han sustituido las labores en el viñedo por cubiertas vegetales naturales que además mejoran la estructura de los suelos, aumentan la vida microbiana del suelo y evitan el exceso de mineralización, contribuyendo a que este ciclo natural de recuperación de nutrientes sea eficaz, prácticamente autosuficiente, en equilibrio con los bajos rendimientos de producción buscados para poder mantener niveles de calidad de uva máximos.
En términos de protección de cultivo, seleccionamos los que, siendo más eficaces, tienen una clasificación de menor impacto sobre la fauna auxiliar y el entorno.
Otro factor singular es su densidad de plantación que, con 6000 plantas por hectárea, la sitúan como el viñedo más denso de España. Este marco de plantación nos permite aumentar al máximo la superficie foliar expuesta por hectárea y reducir la producción por cepa, dando la posibilidad de que esas uvas puedan acumular gran cantidad de color y estructura.
Las variedades
La adaptación al lugar
La elección varietal es el cuarto factor que cierra el círculo del terroir. Partiendo de la base que la excelencia de un vino no se debe al potencial cualitativo de una determinada variedad sino a su adaptación a un lugar, se empezó con la búsqueda de variedades que podrían adaptarse al clima de Legardeta para posteriormente iniciar un estudio meticuloso del mosaico de parcelas de la finca y la influencia de las múltiples orientaciones, pendientes y suelos, sirva como ejemplo ilustrativo de esta variabilidad edafo-climática que se han llegado a registrar en los diferentes puntos de la finca hasta 6,2ºC en un mismo día.
Las conclusiones no tardaron en llegar en unos casos avaladas por la seguridad que otorga la tradición secular: (Tempranillo y Garnacha) y en otros casos se apostó por variedades foráneas que teóricamente podrían encontrar, como así se ha demostrado, su lugar en Legardeta (Chardonnay y Syrah).